"H.I.J.O.S. es mi lugar militante"
Entrevista a Juana Eva Campero
Nació y vive en Villa Independcia. Milita en la organización Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS Zona Sur). Su trayectoria, y su mirada al kirchnerismo y al macrismo sobre los derechos humanos.
¿Cuándo arrancó tu militancia?
A partir de la desaparición de mis viejos. Milité
siempre en el área de los derechos humanos.
Primero fue su búsqueda, con la consigna de ese entonces, la “aparición
con vida”. Nos acercamos a distintos organismos. Recuerdo que el primero fue la
Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Más tarde nos conectamos con Madres,
y otros más, hasta que encontré en H.I.J.O.S. mi lugar como militante.
¿Cómo es ser militante?
Yo siento que
es mi lugar en el mundo. Hago toda mi militancia ahí, con quienes siento
que son mis pares. Desde ese lugar nos hemos manifestado de muchas maneras.
Desde la rebeldía de los escraches, cuando los genocidas gozaban de total
impunidad, hasta los cambios que trajo el kirchnerismo con las políticas de
Memoria, Verdad y Justicia. En ese sentido, yo vi que se asentaba realmente la
justicia cuando Videla estaba donde tenía que estar.
¿Cuál es tu mirada militante hacia el kirchnerismo?
Que los derechos humanos sean una política de
estado, y que se haya logrado avanzar en esa área después de tantos años de
impunidad, pienso que fue muy aleccionador. Recuerdo cómo eran antes las
marchas por el 24 de marzo. Ahora, desde que se estableció el feriado, llamándoselo
Día Nacional de la Memoria, todos saben de qué se está hablando, y por qué marchamos.
La gente entendió que no somos los hijos de “aquellos”. Somos los hijos de los
desaparecidos, y hay una historia de un país que se viene haciendo cargo. Eso
lo mejor de la década que nos dejaron Néstor y Cristina, por el respeto que le
dieron a la historia y a la memoria reciente.
¿Qué lectura de coyuntura tenés del macrismo?
Desde una mirada desde los derechos humanos, se
pretende desguazar y des-kirchnerizar. A los hechos me remito: un 24 de marzo
con la presencia de Obama, políticas de vaciamiento en muchos espacios que
venían construyéndose, cerrarle las puertas a las Abuelas, todo eso son cachetazos.
Habíamos perdido eso de que nos cachetearan desde el Estado. Igualmente en el
último 24 de marzo, el primero bajo la administración de Macri, se dio esa cosa
linda de estar todos unidos, fortalecidos. Fue una convocatoria muy fuerte. Y
estaba la necesidad de que teníamos que estar ahí, en la plaza.
¿Perspectivas a futuro?
Estamos atravesando un momento de retroceso dentro
de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. Y creo que las vías que se
intentan que hablan del perdón, de ofrecer verdad a cambio de impunidad, no van
a prosperar. Por lo que hemos aprendido como pueblo. Por eso la consigna básica
es la continuidad firme de todos los juicios a los represores y reunificación
de las causas. Y como siempre los organismos de derechos humanos son los que
indican esa lucha.
¿Cómo se hace para militar en semejante contexto?
Los militantes siempre le encontramos la vuelta. Sean
adversos o no los contextos. Milagro Sala es la personificación de esta nueva
etapa del Estado. Se la encarceló por ser una militante popular, por tener un fuerte
arraigo territorial y por realizar una obra de dignificación que es
revolucionaria. Con todo y por todo eso, vamos a darle lucha al neoliberalismo.
Apostilla
La carta a Evita y una fecha trágica
Juana Eva lleva en su nombre la impronta del peronismo. Y cuenta con orgullo la historia de su padres. «Mi viejo era ferroviario del Mitre. Consiguió ese puesto de trabajo a través de Eva Perón. Le había enviado una carta solicitando trabajo. Al tiempo él, junto a sus hermanos, obtuvieron empleos en distintas dependencias del Estado. Trabajó hasta que cayó el peronismo. Lo echaron y recién volvió en el 73, con la llegada de Cámpora. Se reincorporó al ferrocarril y, bueno, desaparece en el 78. Lo curioso es que mi viejo ya había estado preso durante la proscripción del peronismo. Con la resistencia. Y también aquella vez se lo llevaron un 5 de enero. Esa coincidencia entre la llegada de los Reyes Magos y la tragedia siempre generó comentarios diversos en mi familia. Desde esa fecha nunca supimos nada de él. Mis viejos siempre fueron el ejemplo que seguí. Ellos y las Madres de Plaza de Mayo son quienes marcaron el camino por el que aprendí a luchar».
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