sábado, diciembre 17, 2016

Universidad vestida de pueblo

Nos acercamos al Frente Estudiantil Popular (FEP), una agrupación de universitarios con la mirada y el oído puestos en el pueblo. Aquí repasamos sus orígenes y un balance de las actividades realizadas en el año a través de su titular, Rodrigo López Merino.


Corría el 2009 en la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Lomas. Allí un grupo pequeño de estudiantes empieza a reunirse: hablan de política, de las cursadas y, de a poco, marcan su punto de vista sobre diferentes problemáticas sociales y universitarias. Las demandas originaron la necesidad de crear un espacio de representación. Así nació el FEP, Frente Estudiantil Popular, la agrupación que desde hace dos años conduce el centro de estudiantes de Sociales y que revalidó su mandato para el 2017, ya que volvió a ganar las elecciones. Nos recibe Rodrigo López Merino, integrante de la conducción, para repasar parte de su historia y su presente.

La educación como acto político
            El FEP mantiene aún a muchos de aquellos compañeros de la primera hora, sus mentores ideológicos como Eber Iraizoz, estudiante de periodismo y pilar de la agrupación, y Diego Velázquez, primer consejero académico que representó al FEP en 2013 y 2014. Rodrigo también integra esa camada.                 «La agrupación fue creciendo mucho -nos dice, y agrega:- Hoy, además, la integran graduados de las diferentes carreras, tanto de Sociales como de Derecho, junto a los docentes de esta casa de altos estudios que entienden que la educación es un acto político de transformación de la realidad. Porque no se puede estar ajeno a lo que día a día vive la comunidad.»
            El FEP ocupa la totalidad de los cargos electivos estudiantiles en la facultad de Sociales, en el consejo académico y la asamblea universitaria, así como también dispone del único representante estudiantil del consejo superior.                      Se trata de una agrupación de pensamiento peronista, que participa activamente en los reclamos populares y sectoriales. Una de sus consignas es «la universidad junto al pueblo y en la calle». Esa inspiración, desde y hacia lo popular, es la base de una variada actividad extra-académica.
            En efecto, el FEP realiza anualmente más de setenta cursos, siempre gratuitos y abiertos a la comunidad. Cerca de 5.000 vecinos pasan al año por estas actividades extra-curriculares organizadas por la agrupación. Además se ofrecen charlas y mesas de discusión sobre temas de historia y política. «Gran parte de ellos pisan por primera vez una universidad. Algunos se quedan a cursar carreras de grado, logrando nuestro fin último con estas actividades: que la universidad esté al servicio del pueblo trabajador» asegura López Merino.

La mirada hacia lo barrial
            Durante este 2016 el FEP creó las «3P», un espacio de prácticas profesionales que permiten a estudiantes de carreras de grado realizar trabajos voluntarios dentro de la comunidad. El objetivo es facilitar una formación profesional e intervenir sobre las problemáticas concretas de los barrios que se encuentran alrededor de la universidad
            En otro orden, la agrupación también coordina al FEC (Frente de Estudiantes del Conurbano), un espacio nacido para dar pelea al reclamo histórico por el boleto estudiantil, y que se viene consolidando como un espacio de trabajo que agrupa a más de veinte uni-versidades, terciarios y secundarios del conurbano.
            Desde un principio el FEP tuvo por meta no quedarse con la mirada universitaria. Diferenciándose de otras agrupaciones, brega por un fuerte trabajo territorial. Hoy cuenta con referentes en Lanús, Lomas de Zamora, Alte Brown y Echeverría, además de tres unidades básicas donde se dictan cursos abiertos a la comunidad y gratuitos, y un oído cercano a las necesidades de los vecinos.

            «Estamos convencidos que hoy más que nunca, mientras desde el gobierno se toman medidas antipopulares que llevan al desempleo, a bajar el nivel adquisitivo y restar oportunidades a los sectores más desfavorecidos, nuestra tarea como militantes es estar con los vecinos. Escucharlos y acom-pañarlos. Dar la batalla cultural, tanto en la universidad como en los barrios. Llamar al debate y a la reflexión permanente, y no caer en reduccionismos simplistas. En definitiva, se trata de trabajar para que las universidades no vuelvan a convertirse en espacios para minorías selectas» concluye.

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